Suecia apuesta por el silencio de sus bosques como antídoto al ruido del mundo
Cuatro días en una cabaña en lo profundo de un bosque, sin teléfonos ni ruido: tres parejas aceptaron el desafío como parte de una campaña en Suecia para promover la calma escandinava y alertar de los peligros de la contaminación acústica.
El proyecto surgió de la observación de que, para muchos turistas, el atractivo de Suecia radica en su tranquilidad.
Las razones para elegir viajar a Suecia "son la relajación, la calma y la desconexión, además de experiencias en la naturaleza", enumera Josefine Nordgren, una de las responsables del proyecto "Silent Cabin" (Cabaña silenciosa) de Visit Skane (Visiten Escandinavia), que promueve el turismo en el sur del país.
El ruido es el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud de los europeos, después de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Este otoño, Visit Skane invitó sucesivamente a tres parejas a pasar cuatro días en una pequeña cabaña enclavada en un bosque, sin coste alguno, con la condición de que su conversación no superara los 45 decibelios.
El nivel normal de una conversación ronda los 60 decibelios.
Para asegurarse de que todos respetaran las reglas, se colocó un medidor de sonido sobre un armario. Si no cumplían, la pareja podía ser expulsada.
"El aparato hizo que nos lo tomáramos en serio", dice a AFP Lise Holm, una alemana de 26 años, que se alojó en la cabaña con su hermana mayor Johanna.
- "Soy otra persona ahora" -
Durante cuatro días, las hermanas se comunicaron susurrando o con gestos.
Pasaron el tiempo caminando, meditando, pintando, haciendo fogatas...
"Oímos sonidos que no percibimos durante nuestra vida cotidiana, donde todo es ruidoso y va tan rápido", constata Johanna.
Para Josefine Nordgren, obligar a los huéspedes a guardar silencio preserva la tranquilidad del lugar, lo que a su vez mejora la salud de los visitantes.
"Permanecer en silencio y tranquilo, hablando por debajo de los 45 decibelios, tiene una influencia positiva en el cuerpo y la mente", asegura.
Lise está convencida.
"Mi nivel de energía cambió mucho", afirma. "Siento una felicidad profunda y una energía intensa, esa sensación de que puedo cambiar el mundo".
En la Unión Europea, uno de cada cinco habitantes está expuesto a niveles de ruido perjudiciales para la salud, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Vivir en zonas con ruido de transporte está vinculado a un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud, incluidas enfermedades mentales y cardiovasculares.
Y aunque las escapadas breves al campo pueden parecer una solución tentadora, no resuelven los problemas más amplios que plantea la contaminación acústica.
"Esto puede ser una solución individual, pero no es una buena solución colectiva", explica Eulalia Peris, experta de la AEMA.
Para la especialista, "el problema del ruido no se va a resolver con una única solución".
Peris propone reducir el ruido desde la fuente, con medidas como limitar la velocidad, restringir el ruido de los motores, crear zonas de amortiguamiento y fomentar medios de transporte activos como caminar o andar en bicicleta.
E.Pelletier--PP