Bosnia enciende la Alarma
Una nueva escalada política en Bosnia y Herzegovina ha encendido todas las alarmas en Europa. En la entidad serbobosnia (Republika Srpska), la revocación del mandato del líder secesionista y la dimisión del primer ministro regional han abierto un ciclo de máxima incertidumbre institucional, con amenazas explícitas de referendos y un pulso abierto al Estado central y al marco de paz de Dayton. La UE y la ONU advierten que cualquier intento de ruptura es inaceptable y refuerzan la vigilancia sobre el terreno.
¿Qué ha pasado y por qué importa?
En las últimas semanas, el tablero bosnio se ha sacudido con decisiones judiciales y movimientos políticos que tensan el equilibrio interno. Las autoridades electorales retiraron el mandato al líder de la Republika Srpska tras confirmarse una condena que incluye inhabilitación política, mientras que el primer ministro regional presentó su dimisión para favorecer una reconfiguración del poder en torno a una agenda aún más confrontativa. La combinación —deslegitimación institucional, promesas de plebiscitos y bloqueo legal— ha reactivado el riesgo de deslizamiento hacia escenarios de ruptura.
Para la UE, Bosnia no es un conflicto local más: es pieza central de la estabilidad balcánica y candidata a la adhesión. Una crisis allí tendría efecto dominó sobre la seguridad europea y la arquitectura de ampliación comunitaria.
El vector regional: Kosovo, Serbia y el polvorín balcánico
El incremento de la retórica secesionista en Bosnia coincide con una tensión persistente entre Serbia y Kosovo, con antecedentes de choques e incidentes graves en el norte kosovar. Cualquier chispa en Bosnia puede reactivar solidaridades étnicas y redes políticas que trascienden fronteras, elevando el riesgo de incidentes sobre el terreno y de campañas de desinformación con patrocinio externo. Por eso, la UE mantiene desplegada su misión militar (EUFOR Althea) y la OTAN sostiene KFOR en Kosovo: un cortafuegos para evitar que una crisis política derive en violencia.
Europa, entre la presión y la promesa de adhesión
Bruselas combina mensajes contundentes —respeto a la integridad territorial de Bosnia y a las decisiones del Alto Representante— con la vía de incentivos: las negociaciones de adhesión, abiertas políticamente en 2024, siguen condicionadas a reformas y al cumplimiento del Estado de derecho. La crisis actual amenaza con frenar ese camino y reforzar el aislamiento de actores que busquen romper las reglas del juego.
Economía bajo presión: crecimiento modesto, riesgos altos
La economía bosnia creció moderadamente en 2024 y se prevé un avance contenido en 2025, pero la incertidumbre política, la fuga de talento y la demografía adversa pesan sobre la inversión y las perspectivas de convergencia. Un deterioro de la seguridad elevaría primas de riesgo, frenaría el crédito e impactaría en consumo e inversión, con potenciales efectos arrastre al resto de los Balcanes occidentales.
Escenarios a corto plazo
- Parálisis institucional y bloqueo: Gobiernos en funciones, judicialización y «batalla de leyes» que entren en colisión con el orden estatal.
- Escalada controlada con refuerzo internacional: Más presencia de EUFOR/KFOR, sanciones selectivas y contención de incidentes.
- Salida ordenada vía urnas: Adelanto electoral y recomposición institucional bajo presión europea.
- Ruptura unilateral (menos probable pero más costosa): Intento de secesión que activaría sanciones e incrementaría drásticamente el riesgo de incidentes.
Fechas clave para entender la crisis
- 1 de agosto de 2025: Se confirma la condena al líder de la entidad serbobosnia e inhabilitación política.
- 6 de agosto de 2025: La autoridad electoral le revoca el mandato.
- 18 de agosto de 2025: Dimite el primer ministro de la Republika Srpska para facilitar una nueva coalición.
- Marzo–abril de 2025: Avisos firmes de la UE y refuerzo temporal de EUFOR ante el empeoramiento político.
- Marzo de 2024: Los líderes de la UE deciden abrir negociaciones de adhesión con Bosnia, condicionadas a reformas.
Conclusión:
Bosnia se ha convertido de nuevo en el termómetro de los Balcanes. Si prevalece la vía institucional —reformas, elecciones, acatamiento de sentencias—, Europa podrá mantener el horizonte de adhesión y contener el riesgo. Si avanza la lógica de hechos consumados y desafíos al orden de Dayton, la región podría entrar en una fase de inestabilidad con costos políticos, económicos y de seguridad para todo el continente.